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El control de los Riesgos Estratégicos del negocio no es una entelequia: es perfectamente posible ateniéndose a los hechos, midiendo la posición competitiva del negocio, las fortalezas y las debilidades, analizando y valorando los indicadores básicos del mismo, las habilidades tractoras que tiran de él.




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viernes, 26 de mayo de 2017

EVALUACIÓN DE LOS RIESGOS E-COMMERCE EN LA ESTRATEGIA EMPRESARIAL

Hace aproximadamente 2 años, escribí una monografía del tipo "aviso a navegantes" que titulé

Comercio electrónico: o comes o te comen (descargable en este blog).


Someramente recordaré que alertaba en ella del exponencial crecimiento de las ventas online y del futuro (oscuro) que esperaba a la mayoría de los comercios físicos "de toda la vida".

La unidad de tiempo por la que nos regimos sigue siendo la misma en los últimos mil años y, sin embargo, deberíamos ir pensando en hacer algo al respecto: la velocidad del cambio tecnológico no se puede medir de la misma manera que medíamos antes los cambios. En un sólo año, los negocios dan vuelcos espectaculares. En diez, muchas de las grandes empresas "de siempre" han desaparecido..

Esta reflexión viene a cuenta de un artículo publicado en el boletín de la Wharton University sobre la prodigiosa, acelerada y amenazante evolución del gigante del e-commerce. Amazon.

Comienza por repasar el valor de sus acciones en bolsa: han crecido un 400% en los últimos 5 años. Probablemente, superen los 1.000 dólares USA antes de que acabe el verano. Naturalmente, esto sucede ahora que está claro que Amazon es una apuesta ganadora, después de ver tambalearse (incluso cerrar) a muchos grandes de la distribución. La relación de víctimas es ya muy larga, citaremos a unos pocos: Macy's, Guess, BCBG, Abercromby, Web Seal...

Unos ya cerraron, otros van cerrando locales y a otros les queda un corte de pelo...

Ahora mismo, el negocio de la distribución minorista está tiritando y tratar de competir con Amazon no está entre sus posibilidades. El problema es para la distribución, claro: los fabricantes pueden intentarlo con Amazon (¿canallada?, no, darwinismo económico: o comes o te comen).

Los factores competitivos que despliega Amazon ya los he repasado en la monografía pero, si hubiera que sintetizarlos en uno, yo diría que es el servicio al cliente, entendiendo como servicio todo esto: amplitud de la oferta (más de 90 millones de referencias), rapidez y precisión en el servicio de la compra, información de la experiencia de otros compradores, devoluciones sin pegas, historial de tu relación comercial con ellos, reconocimiento de tus preferencias, lista de deseos en abierto, si quieres, para que otros sepan por donde van tus gustos (y lo que cuestan). Y, bueno, con el advenimiento inminente de la IA (inteligencia artificial informática), vamos a flipar en colores!.

Otra cara fea de este cambio disrruptivo: el empleo. Amazon crea empleo, pero destruye mucho más que crea. No es su problema pero es el problema de todos. La IA también acabará liquidando empleo; la
economía colaborativa ya está en ello...

La siguiente oleada disrruptiva la va protagonizar el imperativo cambio de modelo social.

Todo esto viene a cuento de lo siguiente: hace tiempo que trato de establecer un modelo de prevención y aseguramiento de riesgos derivados del estadio tecnológico y del nivel de innovación de una empresa. Pues, sinceramente, no se por dónde tirar: la velocidad de los cambios, sobre todo los que tienen su campo de aplicación en entornos virtuales es tal, que un análisis exhaustivo hecho hoy puede ser papel mojado en 24 meses.

De ahí que haya comenzado este post abogando por nuevas unidades de tiempo para estos tiempos que corren (vuelan).

¿Acabaremos muriendo antes de nacer?.


Jorge Luna

viernes, 24 de marzo de 2017

Desde el año 2000, casi la mitad de las que eran las 500 mayores empresas del mundo han desaparecido

Según Pierre Nanterme, CEO de ACCENTURE, la falta de transformación digital ha sido la principal causa de su desaparición.

Bien entendido, el problema no es que no hayan hecho los deberes, es que otros competidores se les han anticipado y les han ganado la partida (el mercado crece poco en los últimos y próximos tiempos; lo que sucede es que cambia de manos).

Se trata sólo de estar a la última en hardware y software, en equipos y tecnología, o hay algo más…?

Se trata de pensar de otra manera:

“Si hacemos lo que siempre hemos hecho, no sucederá nada distinto a lo que siempre ha sucedido”.

Es un cambio de mentalidad (maneras, valores, cultura, prácticas…) de nuevos modelos de actuación, de nuevas formas de relacionarse con nuevos consumidores que quieren nuevos modelos de relación. Y se acabó…

¿Pueden generar el cambio los mismos que han conducido el negocio hasta aquí?:

“Básicamente, es más fácil enterrar una empresa que cambiarla sustancialmente”.

¡Pues vaya panorama…!


No quiero meter más miedo, ya vale pero, lo veas como lo veas, no cierres los ojos:

Vigila a tus competidores ( a los de siempre y a los nuevos, a los que hacen las cosas de otra manera, aunque tu no creas en eso).

Si tienes responsabilidades (propiedad o dirección), crea un grupo de trabajo (gente nueva, sin contaminar) y encárgales que visionen y diseñen el futuro de tu negocio.

Lidéralos emocionalmente (motívalos). No discutas, pero pregunta mucho hasta que lo entiendas, hasta agotarlos explicándose.

Si pasan tres meses y no te han conseguido ilusionar, una de dos: o los has elegido mal o no eres el líder del futuro de tu empresa.
Culpable en cualquier caso…pero no abandones, vuelve a la carga hasta dar con algo que creas que pueda ser viable…

Seguramente, en tu mismo sector, alguien está empezando a hacer las cosas de “otra manera”. Si es así, márcalo de cerca, tú, personalmente; que no te lo cuenten. Y no lo descalifiques a la primera…no te hagas tanto caso y observa. Puede que “los de siempre” del sector lo ninguneen pero piensa que, quizás, otros lo ven de otra manera y lo estén apoyando.

Los nuevos proyectos tardan en “cuajar” pero cuando cogen masa crítica, vuelan.
Atento, pues.


Jorge Luna

viernes, 13 de enero de 2017

A PROPÓSITO DE LA “REVOLUCIÓN DIGITAL”

Reproduzco aquí este artículo publicado en el diario EL MUNDO por lo acertado de sus observaciones y, sobre todo, porque pone en su sitio lo que de verdad aporta la “revolución digital” a la evolución de la productividad que tanto nos obsesiona.

Todo ello no quita que para poder seguir competir (no crecer, ojo al matiz) hay que adoptar los nuevos “flotadores”  para no acabar hundido por la subida de la marea tecnológica.

Lea primero el artículo, y luego, si le apetece, mi apostilla.


Una cosa es crecer y otra desaparecer.
Ya creo haberlo desvelado en la introducción: esta probado que la revolución digital no está incidiendo directamente en la productividad pero si que está alterando los elementos de la ecuación productiva: se produce más o menos lo mismo pero con menos costes (personas). El asunto es muy trascendente, pero lo voy a dejar ahí, de momento.

Lo que si está sucediendo es que están cambiando las reglas del entorno competitivo y la ventaja la llevan los que navegan apoyándose en las nuevas tecnologías digitales: utilización masiva del big data y de los algoritmos de optimización para obtener mayor rendimiento en los negocios y detectar nuevos nichos ocultos (poco visibles) con su ayuda, y de la IA (inteligencia artificial) o sea de software capaz de aprender a mejorar rendimientos a partir de los datos ingresados en el sistema (busca información sobre Watson de IBM: vas a alucinar).

En conclusión (por acabar, porque este proceso va a ser la historia interminable…): no seremos más productivos pero sólo seremos (seguiremos vivos) si incorporamos al negocio estas habilidades.

Hace décadas, tuvimos tiempo para ir adoptando en las empresas el “enfoque Marketing”. Han pasado los años (alguna década que otra) y la mayoría ya trabajan con esa intención.  Pero para incorporar el uso sistemático (no anecdótico, quiero decir) en el negocio, de las nuevas tecnologías no vamos a tener tanto tiempo, ni mucho menos. Urge y mucho, porque los amos del mundo lo están ofreciendo (imponiendo) a todo gas.
Espabila.


Jorge Luna. Enero 2017